El 27 de enero se conmemora un año más el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. La decisión de designar una fecha que anualmente recuerde las atrocidades de una tragedia como a de la Shoáh fue tomada por la Asamblea General de las Naciones Unidas un primero de noviembre del 2005.
Después de aprobar la resolución, la Secretaría General de las Naciones Unidas denominó este día especial como «un recordatorio fundamental de las lecciones del Holocausto, una desgracia sin igual que no puede, simplemente, relegarse al pasado y olvidarse». Los horrores de la Segunda Guerra Mundial fueron sin duda un catalizador para la creación de las Naciones Unidas, y no podemos ni debemos olvidar que un de los mandatos fundamentales considerados en su Carta son los derechos humanos para todos, sin distinción de raza, sexo, idioma o religión.
Fue un 27 de enero el escogido como Día Internacional para a Recordación del Holocausto, ya que tal día como ese de 1945 el ejército soviético liberó aquella puerta del infierno que fue el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.
No es posible mirar hacia otro lado delante de la tragedia sin igual del Holocausto. Desde el Parlamento de Galicia, como representantes del pueblo gallego, queremos y debemos recordarla. Porque recordar es, también, una salvaguarda para el futuro, para que nunca más a la profunda perversión de los campos de exterminio, nunca más a la barbarie y a la degradación de los seres humanos, nunca más a las ideologías que solo causan destrucción y degradación moral.
Por tanto, recordamos hoy y por siempre jamás:
A las víctimas de la Shoáh, a los seis millones de judíos de toda Europa que fueron perseguidos y aniquilados en los campos de exterminio por el simple hecho de ser judíos.
Al millón y medio de menores, que con la misma crueldad fueron asesinados.
A las decenas de miles de personas gitanas que corrieron igual suerte, bajo a delirante idea de no pertenecieren a una supuesta raza superior.
A los miles de demócratas asesinados por combatieren la ideología totalitaria enfrentándose a los designios criminales del III Reich.
A las víctimas que consiguieron sobrevivir al genocidio, de quienes aprendemos su lección de entereza y de lucha.
A los que arriesgando su propia existencia ayudaron a salvar la vida de otras muchas personas cuyo destino de muerte los criminales ya habían previsto.
Y recordamos hoy también de manera especial, por su cercanía, a los gallegos y a las gallegas que sufrieron el exilio y el exterminio en los campos del horror.
Por ello, manifestamos nuestro más firme compromiso con los derechos inalienables de la persona, con la libertad y con el más pleno respecto a la dignidad humana, para que nunca jamás pueda repetirse una locura semejante a la que ahora recordamos.
El Parlamento de Galicia no escatimará esfuerzos en contribuir desde Galicia a construir un orden internacional justa bajo el respaldo de la legalidad internacional, un mundo en el que la fuerza quede siempre sometida al derecho.
Santiago de Compostela, 15 de febrero de 2012